Hoy salí de compras. Deseo cumplir tu nueva orden, tu deseo, el que me comentaste por el correo. Compré unas pinzas nuevas, unas de oficina, pequeñas, discretas y con una goma de color en uno de los extremos.Estaba deseando llegar a casa para probarlas en mis pezones. Confieso que me impresioné al verlas, su borde dentado me asustó, imaginarme esas pinzas en mis pezones, apasionándolos me dio miedo, miedo a no poder soportarlas. Me dirigí a mi habitación y ahí delante del gran espejo de mi armario, saqué mis pechos fuera del vestido, los acaricie suavemente para poner mis pezones duros y firmes. Acto seguido agarre una pinza y la coloqué muy despacio en uno de ellos, parecía que no se notaban así que rápidamente aprisione mi otro pezón.
Pero el dolor se acrecentaba por segundos a medida que los dientes se clavaban en mis pechos. Me tumbe en la cama, cerré los ojos e imagine que eran tus dientes los que los mordían. Comencé a olvidarme del dolor y a sentir placer, el placer de complacerte de imaginarte, de cumplir tus ordenes.
Mi coño comenzó a abrirse, a pedirme que le dejara libertad, me saque el tanga y comencé a mover mis caderas sintiendo mis pechos duros, excitados, así estuve un tiempo hasta que los dientes de las pinzas me devolvieron a la realidad. No podía sacarlos de golpe, estaban clavados en mis pezones, lentamente , muy despacio me liberé primero de uno, observé mis tetas marcadas, mordidas pero sin heridas.
El dolor no puede ser un impedimento en nuestra relación , no puedo ni quiero que lo sea, abrí un poco las pinzas y las probé de nuevo, de esa guisa me dispuse a escribir el correo que me ordenaste, con mis pezones doloridos, ardientes, con mis coñito mojado.
Sabes que eres MI AMO y mi VICIO.
Sabes que TE ADORO
Sabes que tu puta no quiere defraudarte
Esta noche sabes que a cuatro patas recorra la casa, desnuda, con tus pinzas en mis pezones y con algo más que me has ordenado. Esta noche seré un poco mas puta, un poco más perra por ti y para ti mi adorado Antonio.
Un beso de tu puta zorra caliente
Pero el dolor se acrecentaba por segundos a medida que los dientes se clavaban en mis pechos. Me tumbe en la cama, cerré los ojos e imagine que eran tus dientes los que los mordían. Comencé a olvidarme del dolor y a sentir placer, el placer de complacerte de imaginarte, de cumplir tus ordenes.
Mi coño comenzó a abrirse, a pedirme que le dejara libertad, me saque el tanga y comencé a mover mis caderas sintiendo mis pechos duros, excitados, así estuve un tiempo hasta que los dientes de las pinzas me devolvieron a la realidad. No podía sacarlos de golpe, estaban clavados en mis pezones, lentamente , muy despacio me liberé primero de uno, observé mis tetas marcadas, mordidas pero sin heridas.
El dolor no puede ser un impedimento en nuestra relación , no puedo ni quiero que lo sea, abrí un poco las pinzas y las probé de nuevo, de esa guisa me dispuse a escribir el correo que me ordenaste, con mis pezones doloridos, ardientes, con mis coñito mojado.
Sabes que eres MI AMO y mi VICIO.
Sabes que TE ADORO
Sabes que tu puta no quiere defraudarte
Esta noche sabes que a cuatro patas recorra la casa, desnuda, con tus pinzas en mis pezones y con algo más que me has ordenado. Esta noche seré un poco mas puta, un poco más perra por ti y para ti mi adorado Antonio.
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